viernes, 18 de noviembre de 2011

A CULTIVAR QUE SE ACABA EL MUNDO

EL CONFLICTO DEL AGRO OCUPO SIN DUDAS EL MAYOR ESPACIO NO SÓLO EN LOS MEDIOS SINO EN TODO EL ESPECTRO DE LA OPINIÓN PUBLICA ARGENTINA E INCIDIÓ EN LA VIDA DE TODOS NOSOTROS DE UNA MANERA MARCADA DURANTE GRAN PARTE DEL AÑO. SE HABLO Y SE HABLA, Y SE VIVENCIA, LA CRISIS ALIMENTARIA MUNDIAL (QUE TRAJO DE LA MANO LA TAN MENTADA EN LOS ÚLTIMOS MESES “CRISIS FINANCIERA GLOBAL”) Y ESTAMOS ESTRENANDO UN 2009 QUE LLEGA SORPRENDIÉNDONOS CON LA PARADOJA GLOBAL DE CRISIS.

PERO DEL OTRO LADO DE LA RUTA, Y NO SÓLO EN LAS RUTAS ARGENTINAS, ORGANIZACIONES SOCIALES, MOVIMIENTOS Y ACTIVISTAS, HACE LARGO TIEMPO QUE ESTÁN TRABAJANDO PARA SU SOBERANÍA ALIMENTARIA.

HBA SALIÓ A RECORRER HUERTAS URBANAS, CONVERSÓ CON PEQUEÑOS PRODUCTORES, CON ACTIVISTAS QUE SE METIÓ EN LA AGROECOLOGÍA Y EN INICIATIVAS DE DESARROLLO RURAL Y DESCUBRE UNA FILOSOFÍA DE VIDA DETRÁS DE LA ACTIVIDAD RURAL SUSTENTABLE

Las opciones para enfrentar la crisis más elemental, la más crítica de todas las que salieron a la luz este año en la Argentina y el mundo, están relacionadas con la soberanía alimentaria y en contra de las paradojas que deja como saldo la globalización en los sistemas alimentario y financiero: el hambre y el sobrepeso en convivencia con la pobreza.

La soberanía alimentaria es el “derecho de los pueblos, de sus países o uniones de estados a definir su política agraria y alimentaria; el derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores para poder decidir lo que quieren consumir y cómo y quién lo produce”. Tal es la definición dada en 2004 –y presentada en la Cumbre Mundial de la Alimentación en Roma en 1996-- por Vía Campesina, un movimiento internacional de trabajadores rurales que desde su creación en 1993 en Bélgica incorporó a más de 132 de organizaciones agrícolas en 56 países y, de algún modo anticipatorio, contrarrestó la inviabilidad de los agronegocios con economía campesina y promoción de mercados locales.

La cuestión paradojal apunta al modo de producción de los alimentos, y constituye un alejamiento del modelo global que llevan adelante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Se trata, en suma, de poner en juego otras maneras de producir alimentos y de comer, de producir cantidad y calidad, de proteger los recursos naturales, de reorganizar el comercio alimentario. Y, según se desprende de las “conclusiones” de la Cumbre celebrada en noviembre en Washington entre países del primer mundo y del otro, se trata de reformar el sistema en sí.

Mientras tanto --y se podría decir que al menos desde comienzos de este milenio--, la agricultura familiar y comunitaria se fue consolidando por estos lares sobre la base de las mismas ideas. La soberanía alimentaria es una soberanía política. Y en eso parecen estar de acuerdo los trabajadores rurales que abogan por un modelo de desarrollo agrario que corrija las desigualdades tanto sociales y regionales como de condiciones de acceso a la tierra, recursos básicos e instrumentos de política agropecuaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario